Gustavo Vega, Dipingere la luce / Pintar la luz
by Rosmari Torrens Guerrini

DIPINGERE LA LUCE / PINTAR LA LUZ
Gustavo Vega Mansilla
Prólogo y traducción: Giuseppe Napolitano
Colección Estella Verde, Eva Ediciones, Italia
(libro, 112 p.). ISBN 978-88-96028-80-3
(Bilingüe: Italiano-Español).

¿Dipingere la luce / Pintar la luz? ¿Quién puede aspirar a pintar la luz? Sólo alguien capaz de escribir obsesivamente: ¿Quién no conoce el dolor de ser / de la forma perfecta / pensamiento?

Gustavo Vega comienza dos de sus libros -Prólogo para un Silencio y El Placer se ser-con esta misma frase, que parece repetirse en su interior con diferentes voces.
Dos obras que junto con otras –Habitando Transparencias, La Frontera del Infinito, Decir(te), Instantes de Cristal y PoÉticas Visuales– son el lugar de donde proceden los poemas de Dipingere la luce / Pintar la luz, una antología bilingüe –Italiano/Español-.

La poética de Gustavo Vega es pluriforme, y late en ella una permanente búsqueda, una inquietud, una añoranza del futuro y una querencia del futuro incierto que le lleva a experimentar con todo tipo de formas y conceptos, buscando siempre la forma perfecta con la que identificarse, a la que abrazarse, con una experimentación que nunca es gratuita.

Es por ello que en este libro, Dipingere la luce, coinciden diferentes registros formales y temáticos. En él hay tanto poemas discursivos de aspecto convencional (aunque no de contenido) con otros que son de carácter visual: poemas caligramáticos, minimalistas –por el autor llamados minimomaximalistas-, objetuales, etc.-. Se trata de la “destrucción de la línea” una acción para mí tan necesaria. Actuar sobre la palabra hasta que sea objeto metamórfico: forma, color, sonido, gesto performático.

Porque pintar la luz no es nada fácil, ni haciéndolo con palabras, ni con pintura, ni con sonidos, ni con la expresión del cuerpo. Particularmente cuando el término luz puede tener tantas acepciones, y ser metáfora de tantas realidades.

Gustavo Vega ha manifestado en diversas ocasiones que cuando comenzó, en los años 70, él y su grupo Ámbit de Poesia Visual Universitat Nova hicieron un poema-manifiesto en el que se decía que el poeta puede valerse de cualquier medio para expresarse. Esto, que ha sido precisamente durante décadas un lema para él, es probablemente el motivo que le ha llevado a la variedad formal, con un experimentalismo, que siempre tiene razón de ser. Un experimentalismo que intenta llegar al fondo, a la esencia de ser y existir.

Aunque resulta difícil describir rasgos comunes en una antología que recoge épocas tan dispares, podemos indicar algunos aspectos recurrentes. En primer lugar la búsqueda de una forma en otra, el espejearse (Todas las formas buscan su otra forma, en Poética; La nieve mira la luna. La luna mira la nieve. Diálogo en blanco, en Instante(s) de cristal). Por otra parte las palabras, a veces, aspiran a condensarse en una sola, como una imagen que el ojo y el oído pudieran captar en un instante (¡Qué largos se me hacen todos los poemas […] si pudiera… diciendo sólo una palabra!, en Poética). También la búsqueda de la identidad, tan consubstancial a la poesía, aparece múltiples veces, que en el caso de Vega corresponde a una inquietud claramente existencial (Te buscas pero… y seguirás buscando, buscándote, mientras mueras, en Varia). Pintar la luz es muy difícil, a veces no es posible (Anhelo devastado, aún no he podido pintar la luz, en Decir(te)), quizás porque la mirada poliédrica del autor le lleva a interpretar incluso las sombras, de maneras tan dispares (…hay sombras luminosas, sombras que asombran, y sombras que no hacen ni sombra, en Decir(te)). Como dije en otro lugar “una sombra y su luz, así es el arte”.

Consecuencia de ello, a título de ejemplo, podemos decir que cuando Antonio Gamoneda vio su libro PoÉticas Visuales, algunas de cuyas páginas están presentes en esta antología, se apresuró a escribir: Esta es la mejor recopilación de poesía visual que he visto.

Quizás este espíritu pluriforme, después de haberlo visto en diferentes publicaciones y festivales internacionales, fue lo que animó a Giuseppe Nappolitano, reconocido poeta, editor y promotor de eventos, a traducir y promover en Italia la poesía de Gustavo Vega.

Gustavo Vega presentará su libro en la Casa degli italiani de Barcelona dusrante el próximo otoño con una puesta en escena que promete sorprender.

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